viernes, 4 de marzo de 2011

El itinerario de un poeta sacudido por la noche

por José Rafael Lantigua

¨…ha llegado la hora de morir o de vencer o acaso de ser libre eternamente y en otras piedras¨.

Hace justamente diez años que el vegano Pastor de Moya publicó ¨El humo de los espejos¨, su primer libro, en la colección Egro de poesía que dirigía José Mármol. Al cabo de ste, quizás, largo tiempo llega el segundo. En ese interregno, el poeta anduvo por otras frondas: las múltiples de la noche, ahítas de instancias desmedidas; las fieras espesuras de las curdas tramperas, y los brebajes desdoblantes, lacerantes y huecos que duplican la angustia y el miedo.

Tras ese cuadro personal, el poeta sacude la conciencia de su devenir y transforma sus pasiones, su ¨hormigueo virulento de cuchillos¨, para producir el poemario de su vitalidad memoriosa, la palabra que vence sobre el tiempo y sus arcanos, el grito que desgarra su osadía de hombre inmerso en el túmulo de sus aconteceres destructores y en la evocante realidad de sus afirmaciones de retorno.

La pasión de los sentidos

La poética, cualquiera que sea, se funda sobre pasiones y desvelos, sobre ritos y ensueños, sobre ideas y regresos que transparentan una visión del vivir, que conducen hacia una expresión del sentimiento liberado o abatido, pero siempre en búsqueda de su ontología definitoria, de su emancipación consciente. La poética de Pastor de Moya se establece en torno a la pasión de los sentidos, al evocante trajinar de la conciencia como sepulcro y resurección de una vida transida por las mutaciones inhabilitadoras de la libertad, y de una afirmación de la voluntad que preconiza a sus anchas una visión auténtica de la realidad del ser y sus circunstancias.

Pastor de Moya, el extrañado poeta que hace diez años nos ofreció una pista de su talento, ha regresado para contarnos su historia con el alfabeto de sus noches, desde la nueva libertad que enarbola en la soledad transfigurante de sus temblores que han sabido beber la muerte entre sus manos.

¨La noche es un oasis de múltitudes informes¨, dirá el poeta, porque la noche es una clave sensual y divangante que exprime la pasión y el desvario.

(¨…la noche es un invento del suicidio y del reloj… la noche es una rosa sembrada de olvidos… lo dijeron los discípulos de Borges la noche es una rosa hecha de misteriosas formas¨).

El poeta anda procurando el olvido, transmite esa sensación de cansancio por los pasos gastados. Lo reclama y anuncia como una nueva sensación de su conciencia renovada:

(¨… ayer llegaron mis últimas luciérnagas para que todo el devenir anteceda a olvidar).

El poema auténtico

El poeta está de frente hacia su luz. Toca sus recuerdos para romper el cordón umbilical que le une a las temeridades urgidas de olvido. Sabe que el burdel ha sido un punto de encuentro, ese burdel que ¨sabe a virgen estuprada/a licor azulado en las vetas de su voz¨, el burdel de las sexualidades transformantes y las seducciones mercadeadas.

Sabe también que el alcohol y la droga son materia de la muerte y que en esa condición la vida es un laberinto de destinos insondables. Por eso, el poeta eterniza el acto de su vitalidad transida para detener ¨la voz y el eco de la voz en que mueren las paredes/ para que mis manos no vuelvan a tocarte¨.

El poeta, borgiano por condición primera, (¨vuelvo al maestro sin razón/porque así solamente permanezco¨), sabe que la muerte es un estadio irrenunciable y que cada instante la reclama en los abismos de una pasión que corre al ser y sus instancias.

Pastor de Moya construye uno de los poemarios más auténticos de nuestro tiempo, un verdadero testamento de libertad y sentido fidedigno de la experiencia personal, transmitida bajo una estructuración poética que llega al lector con toda la fortaleza de sus signos, con una fluencia acogedora y resistente.

(Dos notas:
 
Una: Estoy sobrecogido por este poemario tan singular. Entre todos los poemas, levanto dos como mis preferidos: ¨Posesión de la nostalgia y del deseo¨ y ¨Escalofríos del sueño¨.

Dos: Este libro llama la atención, además de su contenido, por su elaboración artesanal que lo hace, para los bibliófilos, un objeto de colección. En el colofón, el autor-editor explica: ¨Esta primera edición, ilimitada, de ALFABETO DE LA NOCHE, se terminó de imprimir en el patio de la casa del poeta, debajo de un árbol de almendro, en otoño de 1995¨. La acotación recuerda algunos de los ¨plaquettes¨ de Moreno Jimenes).

José Rafael Lantigua

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